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El contexto lo es todo. Especialmente cuando se trata de qué tan rápido y cuánto comemos. Los investigadores han descubierto que atenuar las luces y bajar la música en un restaurante de comida rápida hace que los comensales coman un promedio de 175 calorías menos que aquellos que comieron bajo iluminación normal (fluorescente) con música fuerte y de ritmo rápido. El ambiente más relajante, las luces tenues y las melodías suaves nos impulsan a tomar más tiempo en la mesa. ¿El resultado? Somos conscientes de las señales de saciedad y de cuánto hemos consumido.
Hazlo hoy: En un descanso para almorzar en solitario, diríjase afuera y escuche música suave o clásica mientras come. ¡No se sorprenda si tiene sobras para llevar a la oficina!
Luz roja
Estrategias sutiles para tener más en cuenta el tamaño de las porciones.
Hambre fantasma
¿Por qué comemos cuando no necesitamos?Foto: Bigstock